Entre dos aguas, y es que el gaditano vive como tal, entre dos aguas, las aguas tranquilas, legendarias e históricas mediterráneas, y las aguas bravas, aventureras y cristalinas del magno océano Atlántico.
Vivimos en una encrucijada marítima, que siempre nos ha marcado como pueblo. A la hora de elegir, entre dos aguas nos quedamos con la belleza del inmenso Atlántico, su orilla descubridora, su gigantismo celeste, su misterio vitalicio. Y que decir del recoleto y gran a la vez "Mare Nostrum", ese mar nuestro que desde tiempos inmemoriales nos enriqueció con sus mareas de civilizaciones y de cultura, nos dio nuestra indiosincracia como civilización, como pueblo, nos da una gastronomía característica y nos da una personalidad propia, el sentirse mediterráneo.
Vivimos en una encrucijada marítima, que siempre nos ha marcado como pueblo. A la hora de elegir, entre dos aguas nos quedamos con la belleza del inmenso Atlántico, su orilla descubridora, su gigantismo celeste, su misterio vitalicio. Y que decir del recoleto y gran a la vez "Mare Nostrum", ese mar nuestro que desde tiempos inmemoriales nos enriqueció con sus mareas de civilizaciones y de cultura, nos dio nuestra indiosincracia como civilización, como pueblo, nos da una gastronomía característica y nos da una personalidad propia, el sentirse mediterráneo.
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