miércoles, 26 de marzo de 2008

ENCARNACIÓN DEL SILENCIO

Los silencios del silencio
Juan Manuel los ha bordado,
con las agujas del tiempo
y un ovillo amordazado.

A las dos de la mañana,
un cerrojo plañidero
manda plantar sobre el suelo
la cruz de guía de plata.

Teólogos penitentes
silencian el regocijo;
la Salud se hace presente
sale el Santo Crucifijo.

El cortejo pulcro y bruno
luce un rojo cañaveral,
un Corpus con luz de luna
umbrío y sacramental.

La defensa de la vida
va tu Salud pregonando,
juramos sobre la Biblia
cuando los pies te besamos.

Por eso quiero invocarte
Sanador Crucificado,
Patriarca de Doctores
de la Salud doctorado.

Galeno de Galilea,
Cirujano de las almas;
Tú que extirpas las ideas
deletreadas con balas.

Mirando tu anatomía,
comprendo bien el delirio
de quien rechaza el martirio
con maternal rebeldía.

Encarnación desearía
bordarse en el Simpecado
y cambiar la profecía
por gozo celeste y blanco.

O quemarse muy deprisa
como carbón de incensario,
encarnándose en cenizas
a su vuelta por Vicario.

Cualquier cosa menos verte
en tu joyero dorado,
de la Salud despojado
con el rigor de la muerte.

Por eso no digo nada
cuando pasa tu retablo;
pudiendo hablar, no te hablo
y hasta el silencio se calla.
Sólo tengo estas palabras
que siempre decía mi abuelo:
"No sabes cuánto te quiero
Crucifijo de mi alma
".




Fotografía; Raúl Ramírez

2 comentarios:

Alberto Ramírez Jiménez dijo...

Mágnifico el texto y mejores las fotografías. ¿De dónde es la poesia? Me vas a perdonar Andres, pero me quedo con el Santo Crucifijo de la Salud, o el crucificado de José de Arce para Jerez. Me encanta tu cofradía. Creo que es la más completa de tu Semana Santa. Si yo fuera jerezano, y no hubiera una Virgen ten hermosa como la mía del Rosario, ten por seguro que saldría en esa Madrugá.

Un saludo

Raúl Ramírez dijo...

La torre de san Miguel esta marcando en el cielo,
el regocijo de angeles que bajan el ensueño.
El Creador halló la pureza, más allá de Minerva.
Grabiel cumple el recado y entrega la misiva.
Ave María, gracia plena, y se turba la azucena.
En primer sagrario se convierten sus entrañas de niña.
¡Oh, María Inmaculada! Encarnación del Mesías
dentro de nueve meses cumplirás la profecía.